Junto al astigmatismo, estrabismo y miopía, la hipermetropía es uno de los problemas oculares más comunes que afecta niños y bebés. De hecho, estudios del Instituto Americano de Oftalmología corroboran más del 20€ de los niños en edad escolar son afectados por esos problemas visuales. Un dato alarmante si tenemos en cuenta que – en la mayoría de los casos – los pequeños no acuden a un profesional para una revisión hasta que no presenten algún tipo de problema.

Por ello, es tan importante que – desde las edades más tempranas – los niños sean revisados por profesionales especializados para identificar posibles problemas visuales que puedan afectar su desarrollo académico y la realización de actividades diarias tan sencillas como jugar o ver la tele.

Actualmente, los niños están expuestos a grandes esfuerzos intelectuales y visuales desde muy pequeños como pantallas de ordenadores, dispositivos móviles o juguetes electrónicos que pueden llegar a dificultar o impedir el correcto desarrollo del sistema visual de los peques.

¿Cómo identificar problemas visuales en los niños?

Los niños y bebés que sufren de hipermetropía experimentan una visión borrosa incluso de objetos muy cercanos. Generalmente, se suele notar la dificultad de los pequeños al forzar la vista, pestañear con frecuencia, ‘llorar’ de forma continua o preferir siempre los juegos al aire libre frente a los espacios cerrados.

ojo hipermetrope

En el caso del astigmatismo, los niños afectados experimentan una visión deformada de los objetos, independientemente de su proximidad. En algunos casos, se manifiesta en asociación con la miopía o la hipermetropía.

El ojo vago o ambliopía es una pérdida parcial de la visión en uno o en los dos ojos. Si detectado y tratado antes de los siete años, presenta una gran probabilidad de éxito en el tratamiento. Sin embargo, si el diagnóstico y el tratamiento son tardíos, esta patología ocular puede generar una importante pérdida de visión del ojo afectado, una vez que este no se desarrolla y deja de ejercer su función, de forma progresiva.

En palabras sencillas, cuando hablamos de estrabismo nos referimos a que los ojos no trabajen en conjunto o – lo que es lo mismo – una pérdida de paralelismo que hace que cada uno de ellos apunte a una dirección distinta. Los procedimientos quirúrgicos pueden solucionarlo, en la mayoría de los casos, pero siempre bajo la indicación de un profesional.

Si tu hijo se queja de dolor de cabeza al salir del colegio, presenta constantemente los ojos irritados o frunce el ceño al forzar la vista, quizás sean síntomas de problemas visuales. En este caso, lo mejor es acudir a una clínica especializada para una evaluación.