Una buena alimentación se basa en una dieta equilibrada, el consumo de alimentos frescos y en adaptar el consumo a nuestras necesidades. Pero también, una buena alimentación es aquella que se adapta a tu estilo de vida y requerimientos dietarios.
Hay personas que eligen cierta dieta, como la vegana, pero hay otras que sufren de alergias o intolerancias alimentarias, que los imposibilitan de consumir ciertos alimentos. Con las intolerancias alimentarias, hay que evitar al máximo el componente al que eres intolerante, para tener una buena salud y mejorar la calidad de tu día a día.
Una de las intolerancias menos conocidas, pero que sufren muchas personas, es la intolerancia a la fructosa, un componente de origen natural que se encuentra en frutas, verduras y cereales.
Y como se encuentra en una gran cantidad de alimentos, suele ser una intolerancia difícil de tratar, ya que no tiene cura. Convivir con una intolerancia alimentaria sin saberlo puede afectar gravemente tu calidad de vida, con molestias y dolores después de las comidas. A continuación, te contamos cómo puedes saber si tienes una intolerancia y cómo tratarla para vivir mejor.
Detección y síntomas
Puede ser difícil detectar una intolerancia alimentaria, sobre todo si es leve. Por eso es importante ser conscientes de lo que consumimos y sus efectos en nuestro cuerpo. Si después de la mayoría de las comidas sientes alguna molestia, entonces es posible que tengas una intolerancia alimentaria.
Entre los síntomas más comunes frente a una intolerancia alimentaria encontramos: dolor abdominal, estreñimiento, dolores de cabeza, diarrea, trastornos en el sueño, flatulencias, entre otros. Padecer alguno de estos síntomas después de comer puede ser una clara señal de que sufres de una intolerancia alimentaria.
Si tienes esta sospecha, entonces la mejor forma de detectarla es vigilando lo que consumes y la respuesta de tu cuerpo a esos alimentos. Una buena idea es llevar un diario de comidas, para poder registrar la reacción de tu organismo y descubrir si realmente tienes intolerancia a la fructosa.
También puedes acudir a un médico endocrino o dietista, que te ayude a detectar una posible intolerancia alimentaria con ciertos análisis clínicos.
Tratamiento para la intolerancia a la fructosa
Una vez que hayas detectado que tienes intolerancia a la fructosa, es momento de buscar el tratamiento adecuado para ti. Es importante diferenciar entre alergia e intolerancia alimentaria, ya que no tendrán los mismos síntomas ni tratamiento.
Cambiar la alimentación es la forma más efectiva de evitar los malestares a la intolerancia, ya que es algo que no tiene cura. En las personas que sufren de una intolerancia intestinal a la fructosa, los síntomas se hacen más leves o desaparecen reduciendo la cantidad de fructosa que se consume.
Pero en el caso de sufrir de intolerancia hereditaria a la fructosa (HFI), que es menos frecuente, será necesario eliminar casi por completo este componente de la alimentación. Para tratar esta intolerancia, lo mejor es elaborar una dieta baja en fructosa y consumir alimentos especialmente elaborados para personas con esta intolerancia.
Es especialmente importante ser cuidadosos con los alimentos procesados o preparados fuera de casa, en donde es más complicado conocer la cantidad de fructosa o sorbitol, otro componente que las personas con intolerancia a la fructosa no pueden digerir correctamente.
Al idear una nueva dieta para tratar tu intolerancia a la fructosa, es indispensable saber que cada persona tiene una tolerancia distinta. Además, deberás informarte sobre la cantidad de fructosa que hay en cada alimento, para saber si puedes consumirlo con tranquilidad.