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Las personas que siguen una dieta pobre en verduras y hortalizas hacen una excepción con la calabaza. Añadir esta verdura a los purés, las cremas de verdura, los pasteles de carne, los guisos, etc. ayuda a reducir el gasto en farmacia, porque protege las paredes de las vías respiratorias del ataque de gérmenes y refuerza las defensas.

Calma el dolor del estomago

La presencia de la calabaza en el menú es garantía de una digestión tranquila y un tránsito intestinal más regular. Y es que esta verdura calma la inflamación del estómago (gastritis) y del intestino (gastroenteritis, enfermedad de Crohn, etc.), aparte de acelerar los intestinos más «holgazanes».

estomago

Favorece la pérdida de volumen

Las espinacas y el hinojo son las únicas verduras que superan su aporte en potasio. Este detalle la convierte en un diurético de excepción. Aprovéchalo al máximo, cociéndola al vapor o batiendo la pulpa hervida con el agua de su coción.

Perseveran la juventud

También destaca por su riqueza en sustancias antiedad que reducen el riesgo de cáncer y preservan la juventud de la piel , además de ayudar a mantener la salud de la piel.

Mejora la visión

La calabaza encabeza la lista de vegetales con mayor contenido en betacaroteno y luteína, dos pigmentos que combaten el ojo seco, mejoran la visión nocturna y reducen el riesgo de perder visión a causa de degeneración muscular.

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Buena para los diabéticos

Esta verdura, ligera y saciantes a partes iguales, estimula el trabajo del páncreas, el órgano encargado de fabricar la insulina, y gracias a su alto aporte en hidratos de lenta absorción y en fibra, ayuda a mantener el azúcar a raya.