Los problemas de audición en niños a veces son complicados de detectar desde el primer momento. Cuando un niño nace, y antes de que cumpla su primer mes de vida, se le realiza una prueba auditiva para detectar posibles problemas. En general, todos los niños oyen cuando nacen, solo algunos presentan en el momento del nacimiento una pérdida auditiva congénita. Cuando este problema se presenta más adelante se le llama pérdida de audición adquirida, y puede deberse a muchos motivos de diferente índole.
Pérdida de audición puntual o permanente
A veces estos problemas de audición en los niños son puntuales, por un exceso de mocos en el conducto auditivo del oído medio debido a resfriados o alergias. Cuando se cura el catarro o se pasa la alergia, todo vuelve a la normalidad.
También existen problemas de audición coyunturales, que son aquellos que van teniendo una progresión en el tiempo, y que no se solucionan cuando se curan los resfriados o alergias. En estos casos, el moco sigue estando estancado en los conductos auditivos por diferentes razones. Aquí, la situación también es reversible siempre y cuando se realice a tiempo una intervención sencilla que ayude a drenar ese líquido que queda estancado.
Otras veces, las menos, los problemas auditivos pueden ser permanentes debido a diferentes tipos de lesiones, y en ese caso la hipoacusia puede ser leve o parcial, o puede ser completa.
La detección precoz, un aliado fundamental
En cualquiera de los casos es muy importante que tanto padres como cuidadores sepan detectar a tiempo que el niño no oye bien. Mientras antes se pueda detectar, mejor, puesto que una vez que los menores adquieren el lenguaje es más complicado detectar problemas auditivos.
Si no se está seguro de que pueda haber un problema, o incluso si se empieza a sospechar, lo mejor es solicitar una cita en un centro auditivo especializado como Guadalvisión, una optica en Posadas donde podrán identificar si existen problemas de audición. Mientras antes se realicen estas pruebas, mejor será para evitar problemas en el desarrollo cognitivo del niño.
Señales de alerta de pérdida de audición
Entre las señales a las que hay que estar atentos hay varias que son muy significativas:
- El niño sube el volumen de la televisión o de otros dispositivos, mientras que el resto de la familia no necesita subirlo.
- El menor se acerca mucho a la fuente generadora del sonido, o pegan más un oído que otro a estas fuentes.
- Contesta a todo con la expresión “¿Qué?”
- Habla demasiado alto siempre.
- El rendimiento escolar baja o se nos advierte desde el colegio que no escucha bien y que no responde a la par que el resto.
- En ambientes de mucho ruido se agobia y presenta complicaciones para entender lo que otras personas dicen.
- No presta atención y se achaca a que no quiere hacer caso o a que está distraído, cuando en realidad hay que plantearse si realmente está escuchando lo que se le dice.
- Se toca los oídos y señala que tiene pitidos o zumbidos.
¿Qué hacer cuando se detecta hipoacusia?
Cualquiera de estas señales por sí misma no tiene que ser considerada un síntoma de sordera, pero sí es cierto que si se acumulan dos o tres circunstancias, entonces es preferible acudir a un especialista que tome en consideración los posibles problemas que hayan podido surgir, para evitar en la medida de lo posible que la hipoacusia avance. Y si no pudiera pararse, al menos aplicar las herramientas médicas necesarias para que la calidad de vida del niño no se vea mermada y su desarrollo no se vea afectado.