Para identificar el origen de diversas, enfermedades o anomalías se realizan varias pruebas de diagnóstico por parte de profesionales con el fin de proceder con un tratamiento o intervención según lo detectado. Entre las más habituales se encuentra la ecografia, una prueba de diagnóstico que emplea ultrasonidos para crear imágenes bidimensionales o tridimensionales con las que evaluar el estado de órganos. Los ultrasonidos se ven afectados por el efecto piezoeléctrico, el cual consiste en que al comprimirse algunos materiales generan un potencial eléctrico en la superficie y con ello una corriente eléctrica. Gracias a esta tecnología se pueden obtener resultados sin someter al paciente a radiación, diferencia claramente los órganos para el análisis por parte del médico y se evitan pruebas que puedan ser perjudiciales para pacientes con claustrofobia, como es el caso de las resonancias magnéticas o la tomografía monitorizada.
Veamos a continuación algunas de las variedades de ecografías según la zona que se analiza y sus características.
Cómo se realiza una ecografía
El procedimiento es sencillo y se realiza en una sala con la maquinaria necesaria, sin necesidad de grandes especialistas como anestesistas, ya que se trata de una prueba que se realiza con el paciente despierto.
En primer lugar, el paciente se tumba sobre una camilla, dejando al descubierto de ropa la zona que se va a observar. El médico que va a realizar la prueba extenderá sobre la superficie una capa de gel que facilitará la observación. Seguido de ello, emplea un transductor para ir tomando las imágenes. Este será el instrumento que envía ondas por el cuerpo para generar las imágenes, que serán vistas al momento por el especialista en un monitor. Tomadas las imágenes, se procede a limpiar la zona donde se aplicó el gel y se ha terminado la prueba.
La duración suele durar entre 20 minutos y una hora, todo dependerá de las dificultades para observar los órganos, el tipo de exploración que se quiera hacer y todo tipo de necesidades que haya detallado el médico que solicita la prueba.
Ecografía tiroidea
Una ecografia tiroidea es aquella que tiene como fin obtener imágenes de las glándulas tiroides y paratiroides u otras glándulas como las glándulas salivares, los ganglios cervicales y estructuras vasculares. Esta prueba normalmente se realiza para realizar una exploración hormonal cuando se sospecha que se puede tener algún problema de tiroides o los nódulos tiroideos.
Al igual que el resto de las ecografías, no es una prueba invasiva para el cuerpo, no es dolorosa, no precisa de anestesia y se realiza en apenas 30 minutos.
Ecografía abdominal
Por otro lado, la ecografia-abdominal tiene dos tipos. La ecografía común es aquella que toma imágenes, pero no muestra el flujo sanguíneo; mientras que la ecografía Doppler sí muestra datos sobre la circulación de la sangre.
Estas ecografías se realizan cuando el médico precisa observar órganos de la zona abdominal como el hígado, el páncreas, la vesícula biliar, los riñones, la vejiga urinaria y el bazo, entre los más comunes. En el caso de las mujeres, también se emplea para realizar observaciones ginecológicas del útero y de los ovarios, así como para el seguimiento del embarazo a los 3 meses.
Ecografía de mama
Una ecografia-de-mama es aquella que se realiza en los órganos mamarios de las mujeres para prevenir posibles enfermedades. Se recomienda que se sometan a esta prueba las mujeres que cuentan con antecedentes de cáncer de mama en su familia, que hayan sufrido alguna enfermedad o lesión en estos órganos y si detectan algún tipo de anomalía en elementos como la forma, el color o cuerpos extraños.
Las ecografías de mamas no son habituales en hombres, aunque también se pueden realizar cuando se sospecha de enfermedades como la ginecomastia.
Por lo tanto, puedes estar tranquilo si en algún momento tu médico solicita que te realicen una observación con esta prueba, ya que no es nada molesta, es sencilla y no precisa de ninguna preparación previa de la que tengas que preocuparte.