Cuando el médico te receta un medicamento y te da órdenes como “has de tomarlo en ayunas”, “uno cada determinadas horas” o “tómalo junto a las comidas” es por algo.
De estas típicas indicaciones que, por cierto, muchos pacientes no siguen, depende el éxito del tratamiento, y es que la acción de un medicamento puede verse modificada si se ingiere con o sin alimentos, etcétera. Si se toman mal, se pueden acentuar sus efectos adversos además de impedir su acción.
Para tomar bien uno de ellos, debes ser consciente de lo que significa cada indicación:
Tomarlo en ayunas: Esto no quiere decir que debas tomarlo nada más te levantes de la cama, sino media hora antes de ingerir ningún alimento (mínimamente) o dos horas después de la comida.
Fuera de las comidas: En este caso debes tomarlo dos horas antes o después de las comidas. El médico te recomendará seguir esta indicación si el fármaco que te receta resta mucho su efecto si se mezcla con alimentos.
Antes de las comidas: Adminístralo diez o quince minutos antes de la comida.
Tras las comidas: Justo después de terminar de comer.
Antes de acostarte: Esta no puede llevar a ninguna confusión. Verás esta indicación en medicamentos que favorecen el descanso y la relajación.
¿Con agua?
En el siguiente punto me centro en la clásica afirmación “Un medicamento no debe tomarse con zumo, leche… solo con agua.”. Te preguntarás si es cierta, y a decir verdad, la leche disminuye la absorción y acción de determinados medicamentos. Por su parte, el zumo incrementa los niveles de los medicamentos en sangre, pudiendo producir un importante aumento de su toxicidad.
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