En todo tratamiento contra el cáncer la alimentación juega un papel fundamental, de ahí que sea ésta una área específica denominada nutrición oncológica. Los especialistas realizan un análisis pormenorizado de cada paciente para elaborar un plan alimenticio que cubra sus necesidades nutricionales y le ayude a sobrellevar las consecuencia de los tratamientos, evitando la desnutrición y la pérdida de peso.

­Durante el tratamiento de cáncer, los pacientes tienden a sufrir muchos problemas estrechamente ligados con la alimentación. La falta de apetito y el déficit de nutrientes son problemas que suelen generar pérdida de peso y desnutrición en los afectados por esta enfermedad.

chica medico pecho

Por esta razón, durante el tratamiento se le da una gran importancia a la alimentación del paciente, llegando incluso a la elaboración de una dieta personalizada para el afectado por el cáncer, por parte de un nutricionista, buscando siempre cubrir los nutrientes que le hagan falta para que el organismo responda de una manera mucho más eficiente a todos los procesos a los que será sometido.

En este sentido, es sumamente importante involucrar a un nutricionista en el tratamiento, pues éste analizará el caso del paciente, chequeando sus hábitos alimenticios cotidianos y la fase de la enfermedad en la que se encuentre, para así establecer la dieta ajustada a sus requerimientos y que conduzca a tener una mejor calidad de vida.

Este proceso se denomina nutrición oncológica, y muchos profesionales la ofrecen como parte de sus servicios. Si se desea encontrar un experimentado nutricionista Donostia, ahora es posible disfrutar de distintas opciones de profesionales altamente capacitados en este campo específico, ya que en la zona existen centros de nutrición en los que brindan toda la asesoría y elaboran planes alimenticios a medida para reforzar el tratamiento oncológico.

­Una dieta acorde aumenta las probabilidades de curación

El cáncer por sí mismo altera los hábitos de alimentación de las personas, afectando al apetito y modificando la forma en la que el sistema digestivo procesa los alimentos. Los tratamientos creados para combatirlo no ayudan mucho a mejorar estas molestias, por eso es tan importante la nutrición oncológica.

Un buen plan alimenticio aportará las proteínas, minerales y vitaminas necesarias para que los pacientes se mantengan con la mayor vitalidad posible durante los tratamientos. El organismo, al sentirse más fuerte, tolera de mejor manera los fármacos, e incluso puede llegar a hacerlos más efectivos, por lo que las posibilidades de curarse del cáncer crecerán al tener una mejor alimentación.

Además, esta enfermedad y sus tratamientos pueden provocar efectos secundarios, como náuseas, vómitos, la pérdida de apetito, entre otros. Estos problemas son la causa principal de la desnutrición y la pérdida de peso.

Para aliviar estos efectos, la nutrición oncológica es también esencial. Al realizar un análisis del paciente, el nutricionista podrá determinar cuáles son los nutrientes que le hacen falta, además de cuáles son los alimentos más propicios para afrontar las necesidades que esté presentando, de tal manera que se puedan incluir en la dieta y se logre que tenga una mejor evolución.

Cuando el paciente presenta una recurrente pérdida de peso, el nutricionista debe diseñar un plan alimenticio rico en calorías y proteínas, con el objetivo de construir masa muscular. Deben evitarse las grasas saturadas, pues traen efectos negativos en los pacientes, así que las frituras y alimentos grasos como algunos tipos de quesos, no formarán parte de las dietas.

Un efecto secundario de la quimioterapia es la mucositis, la cual consiste en la inflamación de la mucosa de la boca, produciendo la aparición de llagas. Esto dificulta de gran manera masticar y digerir, por lo que puede que el paciente se niegue a consumir ciertos alimentos, provocando desnutrición y pérdida de peso.

En casos donde se presente la mucositis, el nutricionista evaluará las condiciones del paciente para recomendarle tipos de comida específicos, los cuales tengan una textura adecuada para facilitar el consumo, pero procurando que no se interpongan en el objetivo de disponer de una nutrición adecuada y equilibrada.

El plan alimenticio puede ser más llevadero si las comidas son menos abundantes, pero más frecuentes. Además, evitar bebidas como zumos o gaseosas pueden aliviar el dolor. Se puede también picar la comida en pedazos pequeños o triturarla. En definitiva, es tarea del nutricionista analizar cada caso y adecuar los menús a cada paciente.