En muchas ocasiones, a lo largo de su vida, las personas tienen que hacer frente a situaciones difíciles y a veces, no son capaces por ellas mismas, sino que necesitan la ayuda de profesionales expertos para volver a ser lo que eran. Es aquí donde entran en juego los psicólogos, especialistas en ofrecer terapias y tratamientos para todos aquellos que presentan un problema de mayor o menor gravedad, pero que, de igual modo, está afectando en su día a día.
Hay que tener en cuenta que la psicología alberga numerosos campos y ramas, y por este motivo, según la situación o problema que presente el paciente, estos profesionales se decantarán por poner en marcha una u otra terapia. Aunque hay tratamientos tanto para personas mayores como para niños, estos pueden variar notablemente de unos a otros y, en este contexto, a continuación, se detallan las principales terapias que se llevan a cabo dentro de la denominada psicologÃa adultos.
Variedad de enfoques psicológicos
Como se suele decir, cada persona es un mundo, algo que se ve reflejado claramente en las terapias psicológicas que se aplican en los adultos. La elección de una u otra dependerá no solo del criterio médico del profesional, también hay que tener en cuenta otros factores tales como la personalidad de cada paciente, su forma de vida y, por supuesto, la situación a la que se enfrenta en un momento determinado.
Todos estos aspectos clave determinarán qué tipo de terapia es la más adecuada para cada individuo.
Terapia de psicoanálisis
Es un tratamiento bastante intensivo, a través del cual, las personas intentan conocer qué factores están influyendo tanto en sus emociones como en sus comportamientos y que, de manera inconsciente, les afectan en el día a día. Por norma habitual, el psicoanálisis se basa en los posibles trastornos que se han podido ocasionar en la edad infantil y que, poco a poco, se han seguido desarrollando hasta la edad adulta.
En base a esto, el psicoanálisis no solo se establece como una terapia, también como un proceso de investigación para conocer todo lo que se “esconde” en la mente de cada persona. Precisamente por ello, este tratamiento se utiliza en pacientes que presentan problemas psíquicos y también, en aquellos que no han conseguido tener un desarrollo personal pleno, frenado por estos trastornos del pasado.
El uso de esta terapia aporta un gran número de beneficios para el individuo, desde el aumento de autoestima, hasta crear una imagen propia mucho más positiva, tener mejores relaciones sociales y, por supuesto, conocerse mejor a sí mismo.
Terapia neuropsicológica
Es una combinación entre la psicología y la neurociencia, que se lleva a cabo para ayudar a pacientes que presentan trastornos neurológicos. En general, este tipo de terapia consta de tres fases, por un lado, la de evaluación, para conocer en qué estado se encuentra el individuo; por otro, la de seguimiento con el objetivo de hacer de guía al paciente; y finalmente, la de readaptación, donde se ayuda al afectado a retomar una vida con normalidad.
Gracias a la evaluación se conoce qué tipo de trastornos se están dando en el paciente de cualquier índole, desde los cognitivos a los de conducta o incluso los afectivos. Una vez conocidos, el profesional establece cuáles son los puntos fuertes y débiles del paciente para luego, crear un plan personalizado para la readaptación.
Debido a su patrón de actuación, esta terapia se lleva a cabo para tratar múltiples enfermedades, tales como la hiperactividad, problemas de aprendizaje, trastornos de conducta, autismo, enfermedades neurodegenerativas o cefalea, entre otras.
Terapia cognitivo-conductual
También conocida como TCC, es un tratamiento donde el paciente y el profesional deben trabajar en conjunto para dar con el problema y poder encontrar las mejores soluciones al mismo. Esta terapia se basa en la creencia de que, cuando una persona tiene un pensamiento malo o erróneo, en consecuencia, su comportamiento será similar. Por ello, el tratamiento debe centrarse en llevar a cabo tareas que ayuden a modificar los patrones de pensamiento.
El principal objetivo de esta terapia es ayudar a las personas a reconocer este tipo de pensamientos y, posteriormente, que conozcan las técnicas para modificarlos y crear pensamientos y actitudes positivas. Gracias a esta terapia, se pueden manejar situaciones angustiosas para las personas como un ataque de ansiedad o ira, agorafobia, trastorno obsesivo compulsivo, estrés, bipolaridad, ludopatía, adicciones o incluso separaciones matrimoniales.
Terapia Gestalt
Tal y como su nombre indica, esta terapia se basa en el pensamiento de la escuela Gestalt, la cual, indicaba que todas las personas están conformadas por un todo, siendo ese todo, la combinación de tres elementos clave: mente, alma y cuerpo. Es un tipo de tratamiento que se enfoca teniendo en cuenta la percepción de la realidad que tiene el usuario, para ayudarlo a que experimente un crecimiento personal adecuado y un desarrollo pleno. Haciendo uso de esas percepciones del paciente, se intenta modificar sus pensamientos y sus conductas.
Los principales objetivos de esta terapia son impulsar a que las personas desarrollen su autonomía, que sepan controlar sus emociones y que tengan un mayor sentido de la responsabilidad. Todo ello teniendo en cuenta todos los ámbitos de la vida del paciente, principalmente la personal, social y profesional.
Este tipo de tratamiento se puede llevar a cabo tanto de manera individual, como en grupos o incluso por familias, siempre teniendo en cuenta las necesidades que presenta cada paciente.
Con todo ello, Gestalt es una terapia que suele ofrecer muy buenos resultados para afrontar ciertos problemas como la timidez, ansiedad, depresiones, trastornos alimenticios, sensación de exclusión social, malas relaciones sociales o pensamiento negativo existencial, entre otros.
De igual modo, algunos profesionales utilizan este método para hacer frente a problemas emocionales, fobias y adicciones, o incluso para situaciones puntuales problemáticas como un fallecimiento o divorcio.