Hoy en día, es una alternativa saludable para la producción de alimentos frescos y orgánicos, libres de químicos. Para los más pequeños puede significar un hobby educativo y apasionante, y para los adultos una forma de ahorrar dinero, reducir los niveles de estrés y contribuir a reducir la huella de carbono.
Beneficios de los cultivos en espacios reducidos
Este tipo de huerto situado en la ciudad, es una forma de cultivar alimentos para consumo propio, frescos y de calidad, lo que trae muchos beneficios para salud física y mental, y para el medio ambiente.
Mejora la relación con el medio ambiente
Un huerto urbano aporta color y vegetación a la ciudad, aparte de fomentar el consumo local. Al tenerse conocimiento de los ciclos naturales de la tierra y el comportamiento del entorno, se genera conciencia y respeto hacia el medio ambiente. Por lo tanto, disminuye el uso de pesticidas y otros químicos dañinos, lo que minimiza la producción de gases de efecto invernadero, los principales causantes del cambio climático.
Ahorro de dinero
Producir las hortalizas que serán consumidas por las mismas personas que la siembran, ayuda a reducir los gastos en alimentos. El coste es muy inferior al precio que se puede encontrar en el mercado.
Educación y vida saludable
Este tipo de huerto integra a todos los miembros de la familia en el cuidado y las tareas que este necesita. Es una alternativa para que los adultos se relajen, aprendan a organizarse y mejora el humor. Los niños también aprenden sobre el cuidado del medio ambiente, responsabilidad y a valorar todo el esfuerzo que se requiere para cultivar los alimentos.
¿Qué debe tenerse en cuenta para hacer un huerto urbano?
Para los principiantes que quieran realizar un huerto urbano pero que no tienen conocimiento al respecto, pueden encontrar consejos y recomendaciones en Huertoo, un sitio web especializado en agricultura biológica. También se obtendrán consejos acerca de las siembras ecológicas, de una forma dinámica y atractiva.
Lo primero que debe hacerse es buscar un lugar de la vivienda que esté expuesto a la luz natural durante al menos 5 horas, aunque si no se dispone de ese espacio, podrán plantarse otras hortalizas que no requieran de mucha iluminación. Debe aprovecharse el lugar al máximo, cualquier espacio libre será útil. Si no se dispone de mucho espacio, puede realizarse el huerto de forma vertical.
El siguiente paso, y uno de los factores más importantes, ya que de eso dependerá el desarrollo de las plantas, es la preparación de la tierra con abonos naturales. También debe tenerse en cuenta el calendario de siembra, lo ideal es empezar a plantar especies de temporada.
Otro elemento fundamental a tener en cuenta es el agua. Debe hacerse uso de este recurso de manera responsable. Una recomendación es cultivar varias especies de riego en una misma maceta. También es importante combatir las diferentes plagas y enfermedades con productos ecológicos, para no dañar la plantación o al medioambiente.
Tipos de huertos urbanos
Elegir el lugar donde plantar el huerto puede variar según diferentes factores. Y para seleccionar el espacio indicado, es necesario analizar el tipo de huerto a realizar:
- Huerto escolar o didáctico: Es una excelente manera de impartir educación ambiental en los niños. Es útil para crear valores ecológicos en los más pequeños, y promueve una alimentación sana.
- Huerto doméstico: son los que están dedicados al autoconsumo. Por la accesibilidad y facilidad de crear, son los más demandados. Pueden ubicarse en distintos espacios del hogar, como terrazas, balcones o patios. Las plantas deben estar en contenedores, como macetas, mesas de cultivo o jardineras.
- Huerto terapéutico: son los destinados a proyectos de integración social. Su objetivo es incorporar a personas con discapacidades, o con alguna circunstancia específica, a procesos terapéuticos y así favorecer el contacto con la naturaleza y conciencia ecológica.
- Huertos comunitarios: se realizan en espacios vacíos o terrenos degradados en las ciudades. Un grupo de vecinos se reúnen para recuperarlos y transformarlos en espacios de provecho, huertos o zonas verdes. De esta forma se fomentan las relaciones y cuidado del espacio público.