Dormir bien, más que ser agradable y confortable, es sinónimo de buena salud. Aunque las personas pasan una tercera parte de su vida en la cama, muchas no son conscientes de lo importante que es contar con un somier y un colchón que se ajusten adecuadamente al cuerpo.
Descansar en un colchón adecuado es fundamental, ya que genera un mayor descanso, lo cual trae muchos beneficios a la salud. Un buen colchón previene dolores en las articulaciones y la espalda, ayuda a tener un profundo descanso, lo que garantiza tranquilidad y que la persona pueda permanecer casi toda la noche en un mismo lugar. Además, al evitar hundimientos, la respiración no se ve afectada, impidiendo que se den los molestos ronquidos.
De igual manera, para quienes padecen dolores crónicos es fundamental dormir bien, ya que ciertos estudios han determinado que el sueño reparador tiene una incidencia directa en el umbral del dolor, de manera que cuanto mejor descanso, dicho dolor será mucho más bajo.
Un descanso óptimo proporcionado por un buen colchón tiene alta incidencia en el estado de ánimo positivo y el buen humor, es decir, está directamente relacionado con la buena salud mental. Quien no descanse lo suficiente estará estresado y agotado, lo que desencadenará diversas consecuencias negativas a nivel social y de salud.
Los colchones para casos de enfermedades crónicas
Si para las personas que gozan de buena salud, tener un buen colchón es fundamental, más aún es una prioridad para aquellos que padecen alguna condición o enfermedad crónica que haya reducido la movilización, por lo que deben pasar la mayor parte del tiempo en cama.
En estos casos es vital que el paciente tenga una cama articulada con un colchón adecuado, que le brinde confort y que impida la aparición de escaras y heridas. Y es que el estar sin movilidad y en cama la mayoría del tiempo, hace que la piel sea cada vez más frágil y débil, así como hay una ralentización del flujo sanguíneo que afecta considerablemente en la calidad de vida del paciente.
La mejor recomendación para estos casos siempre va a ser contar con una cama articulada que tenga un colchon antiescaras, los cuales tienen como ventaja principal que distribuyen uniformemente el peso, reduciendo presión en las áreas delicadas, las cuales son susceptibles a la aparición de heridas y llagas. De igual manera, aportan la firmeza que se necesita para tener un mejor descanso.
Aparte de evitar la aparición de escaras, estos colchones evitan la hinchazón de manos y pies, y los problemas circulatorios. Asimismo, contribuyen a aliviar dolores óseos y musculares.
Entre los tipos de colchones antiescaras que existen en el mercado, están los de poliuretano y viscoelástico, los cuales se asemejan a los normales, pero con más prestaciones para el paciente en cama. El tejido viscoelástico se ajusta perfectamente al cuerpo del paciente, pero luego vuelve a su estado inicial, es decir, no se deforma. Es ideal para personas que deben permanecer mucho tiempo en cama, pero no de forma permanente.
Para quienes pasan todo el tiempo o la gran mayoría en cama, la recomendación son los colchones antiescaras de aire. Están compuestos por cientos de celdas de aire, cada una con una presión de aire cambiante y diferente, que es ejercida sobre el cuerpo del usuario. Además de prevenir la aparición de llagas, también ayudan a la curación en el caso que el paciente comience a usarlo teniendo algunas escaras previas producto del roce.
Para adquirir este tipo de colchones de buena calidad y con la asesoría necesaria, lo más recomendable es recurrir a tiendas especializadas, que ahora incluso se pueden encontrar de forma online. Son plataformas que cuentan con un amplio catálogo de soluciones para los usuarios, de la mejor calidad y con los precios más bajos.