Iba muy liado/a, es sólo un día, de mañana no pasa… son algunas de las justificaciones con las que excusamos nuestros descuidos en lo relacionado con la salud en el día a día.

Bien podrían usarse cuando comemos algo rápido de mala calidad y con alto contenido calórico y grasas saturadas, o cuando eludimos nuestra ración de actividad física, o bien cuando no consumimos la cantidad de agua necesaria para mantener activo y saludable nuestro organismo.

Agua, deporte y dieta: la combinación perfecta
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A todos nos ha pasado, es natural puesto que hay situaciones e imprevistos que pueden truncar nuestra rutina o facilitar que caigamos ante la rigurosidad de nuestro planning diario de cuidado de nuestro cuerpo.

Comer sano es uno de los tres pilares que debemos marcar como una prioridad. Llevarnos el tupper a la oficina es una práctica totalmente recomendable para mantener a raya las calorías y conseguir equilibrar nuestra pirámide nutricional para que no decaiga por ninguna parte. Los clásicos “menú del día” pueden ser un recurso puntual, o incluso una forma de romper con la rutina una vez por semana, pero debemos tener presente que incluso los menús más saludables pueden haber sido cocinados con unas cantidades de aceites superiores a las que usamos habitualmente, o que contengan alguna salsa o demás aderezo que altere nuestro equilibrio.

Otra práctica que debería ser más habitual de lo que es en muchos de nosotros es el ejercicio físico. A menudo es la que más cuesta de integrar en nuestras rutinas, sobre todo para las personas que tienen un horario laboral rígido o que acostumbra a acabar más tarde de lo deseable. Las jornadas intensivas de los viernes, por ejemplo, son una excelente oportunidad para planificar una salida en bicicleta a media tarde o una reunión con las amigas para salir a correr y aprovechar para tomar algo y recuperar energías tras el ejercicio. Haciendo ejercicio exclusivamente los viernes será insuficiente, pero con esta rutina tenemos algo afianzado, y a partir de aquí debemos seguir intentando encontrar huecos donde practicar nuestros deportes o actividades preferidas. ¿No te apetece un partido de paddle con otra amiga?

Finalmente, consumir agua en la oficina tiene que ser otra rutina que tengamos interiorizada. Existen multitud de posibilidades y servicios de agua para la oficina, pero tengamos una fuente de agua, una máquina de vending económica o bien llevemos nuestra botella de casa, la clave en todo ello será beber, y beber a menudo. Tengamos clara la cantidad de agua que vamos bebiendo en la oficina a cada momento y no dejemos pasar largas horas sin consumir un vaso de agua, así como tampoco debemos dejar de comer en pequeñas cantidades cada pocas horas. No es cuestión de beber un litro de golpe, sino de dosificar el consumo de agua en la oficina durante el día cada vez que tengamos un rato libre. Así pues, beber o llevar agua para la oficina es algo que debemos tener muy presente para que no se nos pase el día volando y acabemos por olvidarlo. Igual que no se nos olvida entregar un proyecto a un cliente, que no se nos olvide escuchar a nuestro cuerpo.

“En lo referente a la salud las excusas no sirven, porque a quien único conseguiremos engañar es a nosotros mismos, y eso nuestro cuerpo nos lo recordará tarde o temprano”

Si empezamos a gestionar hábitos saludables en nuestro día a día conseguiremos que esas pautas se conviertan en un rutina fácil de llevar y totalmente recomendable.